ojos, se refería al niño Jesús a quien había sostenido en sus brazos y que había ‘nacido … un Salvador’ (Lucas 2:11). Posteriormente Jesús mismo hizo la afirmación inequívoca de que había venido ‘a buscar y a salvar lo que se había perdido’ (Lucas 19:10), y lo ilustró mediante sus tres famosas parábolas de la condición perdida del hombre (Lucas 15:1–32). Luego, después de su muerte y resurrección, sus apóstoles declararon que el perdón de los pecados estaba disponible a todos los que se arrepienten
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